Wallet significa billetera en inglés. En el ecosistema de activos digitales, el término wallet se utiliza para referirse a las herramientas virtuales que permiten gestionar los fondos que contienen, como criptomonedas o NFTs, aunque también para registrar información como identidad, balance de la Blockchain en la que opera, certificaciones de Web 3 y de voto en un sistema de gobernanza.
Más fácil: es una cuenta que cumple la función de billetera digital para guardar los activos. Se puede tener en dos versiones: software (como una aplicación o extensión de navegadores de internet) y hardware (como dispositivos de almacenamiento externo).
Cada wallet tiene una dirección particular de identificación para diferenciarse del resto de las wallets disponibles en el ecosistema. Con esa dirección, el usuario poseedor podrá enviar y recibir información o fondos con otras cuentas.
¿Cómo funciona una wallet?
En el mundo de las criptomonedas no hay una correlación física de los activos, por eso lo que realmente se almacena en las wallets son las claves públicas y privadas, que son las que conceden propiedad y derecho sobre las criptomonedas transferidas a una dirección particular.
La clave pública es la dirección para recibir, consultar y ver el estado de los fondos dentro de la wallet. En el mundo tradicional su equivalente sería un número de cuenta bancaria.
En cambio, la clave privada es la contraseña para ingresar a la wallet.
Para garantizar seguridad, las wallets usan técnicas de cifrado criptográfico de la Blockchain.
Luego de generar la clave privada, la clave pública se relaciona matemáticamente y a partir de allí se generan las direcciones públicas. Si bien la clave pública se genera desde la clave privada, el proceso inverso no puede realizarse, ya que el algoritmo que se usa es unidireccional.
¿Por qué son importantes las wallets?
Las wallets forman parte de la infraestructura fundamental para operar de manera descentralizada y mantener el control personal con activos digitales de distintos tipos sin la necesidad de autorizaciones de terceros para realizar cualquier operación.
Además confieren seguridad y confianza para los usuarios que realizan operaciones, ya que permiten firmar transacciones sin que las claves privadas sean transferidas o expuestas en ningún momento.
Gracias al funcionamiento general de la Blockchain, toda transacción debe ser confirmada por la red, por lo que queda comprobado que quien transfiere fondos de una dirección a otra es el verdadero dueño de ellos.
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